Esta subsección proporciona sugerencias para tener en cuenta al intentar comprender los contextos locales y para adaptar adecuadamente las intervenciones de género a través del deporte a las situaciones locales.
Consideraciones socioeconómicas
En muchos de los países en desarrollo de hoy, las tareas cotidianas para satisfacer las necesidades básicas (alimentación, vivienda, etc.) requieren la mayor parte del tiempo, lo que deja a pocos para pensar en el 'lujo' percibido de las actividades recreativas. En la mayoría de los casos, el trabajo realizado por mujeres y niñas en el hogar como proveedoras de alimentos y cuidadoras de la familia no se considera productivo porque no es una actividad generadora directa de ingresos, lo que implica asumir que las mujeres pueden no requerir tanto tiempo libre o recreativo como los hombres. En tales contextos, es importante determinar hasta qué punto las mujeres y las niñas pueden acceder al tiempo y los recursos para participar en el deporte.
En los países en desarrollo, la falta de tiempo y la división del trabajo entre hombres y mujeres pueden impedir que las mujeres y las niñas participen en actividades sociales fuera del hogar, incluido el deporte. A principios del siglo XX en Europa occidental, la mayoría de los deportes femeninos eran exclusivos de los grupos de clase alta más ricos que tenían tiempo de sobra.
Cuestiones socioculturales
El contexto sociocultural de las normas de género establecidas debe tenerse en cuenta al realizar programas deportivos que apunten a abordar las normas de género. Puede considerarse una provocación para las mujeres y las niñas en algunos contextos, ser vistas en público con ropa deportiva que no cubra todas las partes del cuerpo. No comportarse de acuerdo con las normas de género establecidas determinadas por las influencias socioculturales, puede tener consecuencias negativas significativas para quienes se desvían de estas normas.
Preocupaciones de seguridad
El deporte y la actividad física tienen que ver principalmente con el cuerpo y la “fisicalidad”. Los adultos o los niños mayores pueden tener una posición de poder en relación con sus contrapartes más jóvenes, especialmente cuando desempeñan el papel de entrenador o formador. En este sentido, los niños y jóvenes se encuentran en una posición de vulnerabilidad. Los códigos de conducta para los entrenadores y los sistemas de denuncia apropiados son necesarios para evitar incidentes de posible abuso o explotación.
La falta de instalaciones adecuadas (p. ej., con vestuarios, instalaciones de agua y saneamiento, etc.) y/o equipamiento deportivo puede disuadir a las mujeres y las niñas de participar en actividades deportivas. El riesgo de lesiones, especialmente hacia mujeres y niñas, puede ser particularmente restrictivo.
Cuestiones materiales, infraestructurales y técnicas
La evidencia de un programa deportivo en Bam, Irán, muestra que las niñas y las mujeres solo podían participar en deportes y actividades físicas en interiores, protegidas de la vista del público. Durante el verano, las actividades se cancelaron porque no era posible abrir ventanas y puertas mientras las participantes femeninas jugaban.
La experiencia muestra que las instalaciones que están cerca de las zonas residenciales, con iluminación adecuada, tienen más probabilidades de tener una mayor participación de mujeres y niñas. Las actividades también deben programarse en momentos apropiados, por ejemplo, antes del anochecer.
Ideales de masculinidad y feminidad
A menudo se percibe que el deporte expresa la heterosexualidad y la excelencia masculina. La experiencia demuestra que, en la mayoría de los contextos, las mujeres que deseen tener éxito en la competición deportiva deben demostrar algunos atributos "típicamente masculinos" (como ambición, confianza en sí mismas, agresividad y poder). Se considera que las niñas y las mujeres que 'traspasan' estos límites social y culturalmente definidos desafían y tal vez transforman las normas de género bien protegidas.
Falta de modelos femeninos a seguir.
Las investigaciones han demostrado que la mayoría de las niñas aprenden "estilos de movimiento culturalmente apropiados" al imitar a sus contrapartes femeninas mayores. Pero comunicar los logros de esas mujeres excepcionales a otras sigue siendo un desafío.
Por ejemplo, la cobertura mediática de los deportes sigue estando sesgada hacia el deporte masculino, y se presta comparativamente menos atención a los logros de las atletas femeninas. Se ha demostrado que los esfuerzos prácticos para centrar la atención en los triunfos de las mujeres y las niñas en el deporte ayudan a otras mujeres y niñas a percibir las posibilidades de desarrollarse.
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