Aunque el interés de la investigación sobre la actividad física y la salud se remonta a la década de 1950, el gran avance en la evidencia científica sobre los beneficios de la actividad física para la salud se produjo en gran medida durante las décadas de 1980 y 1990. Existe una abrumadora cantidad de evidencia científica sobre los efectos positivos del deporte y la actividad física como parte de un estilo de vida saludable. Los efectos positivos y directos de realizar actividad física regular son particularmente evidentes en la prevención de varias enfermedades crónicas, que incluyen: enfermedades cardiovasculares, diabetes, cáncer, hipertensión, obesidad, depresión y osteoporosis.

El Informe del Grupo de trabajo interinstitucional de las Naciones Unidas sobre el deporte para el desarrollo y la paz afirma que los jóvenes pueden beneficiarse de la actividad física, ya que contribuye al desarrollo de huesos sanos, una función cardíaca y pulmonar eficiente, así como a una mejora de las habilidades motoras y la función cognitiva. La actividad física puede ayudar a prevenir fracturas de cadera entre las mujeres y reducir los efectos de la osteoporosis. Mantenerse físicamente activo puede mejorar la capacidad funcional entre las personas mayores y puede ayudar a mantener la calidad de vida y la independencia.

Actividad física y salud psicosocial

La OMS ha estimado que “uno de cada cuatro pacientes que acuden a un servicio de salud tiene al menos un trastorno mental, neurológico o del comportamiento, pero la mayoría de estos trastornos no son diagnosticados ni tratados”. Una serie de estudios han demostrado que el ejercicio puede desempeñar un papel terapéutico en el tratamiento de una serie de trastornos psicológicos . Los estudios también muestran que el ejercicio tiene una influencia positiva en la depresión. La autoestima física y la autopercepción física, incluida la imagen corporal, se han relacionado con una mejor autoestima. La evidencia relacionada con los beneficios para la salud de la actividad física se centra predominantemente en factores intrapersonales como los beneficios fisiológicos, cognitivos y afectivos, sin embargo, eso no excluye los beneficios sociales e interpersonales del deporte y la actividad física que también pueden producir efectos positivos para la salud en individuos y comunidades.

El deporte y la actividad física como parte de un estilo de vida saludable

Una serie de factores influyen en la forma en que el deporte y la actividad física repercuten en la salud de diferentes poblaciones. El deporte y la actividad física en sí mismos pueden no generar beneficios directamente, pero, en combinación con otros factores, pueden promover estilos de vida saludables. Hay evidencia que sugiere que los cambios en el entorno pueden tener un impacto significativo en las oportunidades de participación y, además, las condiciones en las que se lleva a cabo la actividad pueden tener un gran impacto en los resultados de salud . Los elementos que pueden ser determinantes en la salud incluyen la nutrición, la intensidad y el tipo de actividad física, el calzado y la ropa adecuados, el clima, las lesiones, los niveles de estrés y los patrones de sueño.

El deporte y la actividad física pueden contribuir sustancialmente al bienestar de las personas en los países en desarrollo . El ejercicio, la actividad física y el deporte se han utilizado durante mucho tiempo en el tratamiento y la rehabilitación de enfermedades transmisibles y no transmisibles . La actividad física para las personas es un medio sólido para la prevención de enfermedades y para las naciones es un método rentable para mejorar la salud pública en todas las poblaciones.

Imagen de Miguel A Amutio https://unsplash.com/photos/QDv-uBc-poY