Ven y Juega
Todos estábamos refugiándonos del tórrido Maicao, municipio ubicado en La Guajira, Colombia. El sol se está poniendo y estuvieron presentes padres y cuidadores, niños y adolescentes, humanitarios y socios, representantes de la alcaldía, incluido el propio alcalde, y la comunidad anfitriona. Un alegre ambiente festivo se respiraba en el aire cálido y húmedo, con niños vestidos con trajes tradicionales venezolanos realizando danzas artísticas antes de la inauguración oficial del campo deportivo comunitario.
Tenía toda la ostentación de una celebración comunitaria porque, según nos contaron después, hombres y mujeres de la comunidad en algunos momentos, en las noches, cuando el sol dejaba de quemar, pateaban la pelota, jugaban voleibol o simplemente jugaban en la cancha. Les ayuda a pasar el tiempo, dicen. Una madre soltera venezolana con dos hijos en el programa interviene diciendo que las peleas de sus hijos se hicieron menos frecuentes y cómo sus calificaciones mejoraron en la escuela (los participantes deben estar inscritos en la escuela para ser parte del programa).
La comunidad que vive en el asentamiento informal La Pista, una franja aeroportuaria abandonada ubicada en las afueras de Maicao, se instaló aquí en viviendas improvisadas después de haber huido de Venezuela por falta de acceso a necesidades y servicios básicos, incluidos medicamentos y servicios de salud. Son parte de los 6 millones de venezolanos que buscaron refugio en América Latina y el Caribe, de los cuales 2,4 millones llegaron a Colombia a partir de febrero de 2021, y acceden a regularización y derechos a través del Estatuto de Protección Temporal .
El programa de deportes para la protección “Ven y Juega”, apoyado por la Fundación Refugio Olímpico e implementado por socios de ACNUR en tres departamentos fronterizos, tiene como objetivo mejorar la cohesión social entre más de 2.200 niños y adolescentes venezolanos y colombianos, quienes son directos Participantes en actividades deportivas semanales. El proyecto lleva a cabo intervenciones en Putumayo (frontera con Ecuador), Norte de Santander y La Guajira (frontera con Venezuela) y, de acuerdo con la estrategia de protección infantil de ACNUR, tiene como objetivo fomentar la concientización y promover el acceso a los derechos humanos, apoyar la adquisición de habilidades y desarrollo de liderazgo entre refugiados y migrantes venezolanos, colombianos desplazados y retornados, y comunidades de acogida.
De este modo, los entornos protectores y la cohesión social a través del deporte se logran mediante el acceso a infraestructuras y equipos deportivos adecuados, entrenadores deportivos capacitados, incluido personal profesional para apoyo psicosocial y voluntarios, una amplia variedad de programas deportivos ofrecidos teniendo en cuenta la edad, el género y la diversidad, y jornadas Interacciones cotidianas entre participantes de diferentes orígenes.
A pesar del éxito del primer año de implementación, la intervención en curso nos ha enseñado que los programas deportivos aún se pueden mejorar para alcanzar su máximo potencial y maximizar su impacto en las comunidades. Por ejemplo, es necesario dedicar más esfuerzos a comprender la dinámica a nivel comunitario.
Los líderes del proyecto Ven y Juega afirman que el compromiso con las comunidades fue desafiante en ocasiones al principio debido a su reticencia y falta de confianza en las instituciones locales, lo que se ha abordado a través de socializaciones y consultas con líderes comunitarios y padres.
Varios líderes comunitarios recibieron capacitación en valores olímpicos, con el apoyo del Comité Olímpico Colombiano, y se convirtieron en voluntarios durante las competencias deportivas intercomunitarias. Por lo tanto, generar confianza y promover colectiva y activamente el desarrollo de este tipo de actividades es fundamental para empoderar a las comunidades sobre el uso del deporte como herramienta para fomentar la cohesión social. Además, permite una agenda de aprendizaje en la que tanto los implementadores como los participantes intercambian constantemente ideas sobre lo que funciona y lo que no, fortaleciendo el programa y adaptándolo al contexto cambiante.
Como tal, el empoderamiento comunitario y juvenil es clave para la sostenibilidad del proyecto Ven y Juega, que se inició en marzo de 2021. Esto se puede lograr a través de talleres técnicos de desarrollo de capacidades para líderes comunitarios y juveniles, coordinación e incidencia con autoridades locales y departamentales. autoridades para la asignación de fondos públicos y con instituciones educativas para la inclusión de la metodología del deporte para la protección en el currículo escolar, entre otros.
Al mismo tiempo, se necesita un marco claro de seguimiento y evaluación (M&E) para aumentar la base de evidencia que, por lo tanto, será útil y esencial para fortalecer el programa. La implementación de Colombia ha arrojado luz sobre la importancia de incorporar enfoques tanto cuantitativos como cualitativos como vías para aprender y garantizar una comprensión adecuada del impacto potencial y cómo alcanzarlo.
En Colombia, un país que enfrenta múltiples crisis humanitarias, el deporte es el máximo denominador común, independientemente de clase, estatus, nacionalidad y género. Como dijo una niña venezolana participante del programa: “Cuando jugamos al fútbol a nadie le importa de dónde vengo. Lo único que importa es si puedo ayudar a mi equipo a ganar el partido y divertirme”.
__________________________________________________________________
Teodora Olimpia-Coptil es Oficial Asociada de Relaciones Externas que ha trabajado con ACNUR durante más de 3 años. Ha estado liderando el compromiso con los socios de implementación del proyecto.
Carlos Santiago Guzmán es Oficial Economista Asociado. Ha trabajado para ACNUR durante casi 2 años y está interesado en actividades de generación de base empírica para ayudar a informar el proceso de toma de decisiones.
Actividad