Una política desarrollada por una sola persona sin la influencia y el aporte de otros es una oportunidad perdida de escuchar las opiniones y aprender de las experiencias de entrenadores, niños, padres, voluntarios, socios financieros y otras partes interesadas.
Involucrar a estos importantes grupos de partes interesadas en los procesos de desarrollo y revisión de políticas permite que se inicien conversaciones sobre la protección y salvaguarda de los niños. Permite a la organización compartir sus puntos de vista y sentimientos. Permite a los padres y socios de financiación compartir sus expectativas e inquietudes. Permite a los niños compartir sus miedos, experiencias y recursos.
Una vez que todos hablan sobre un tema tabú, se pueden abordar las percepciones erróneas y los miedos y se puede producir un cambio real. Estos cambios son los requisitos previos para mantener a los niños seguros y garantizar que un entorno seguro sea la norma.